domingo, 8 de febrero de 2009

Rumiñahui

Rumiñahui fue un guerrero inca, uno de los tres generales del ejército de Huayna Cápac junto con Chalcuchímac y Quisquis que mantuvo la lucha contra los españoles en el Reino de Quito por 1 año y 5 meses después de la ejecución de Atahualpa el 29 de agosto de 1533 y la muerte de Túpac Hualpa dos meses después. Según unas versiones era jefe de los Panzaleos que ocupaban las provincias de Cotopaxi y Tungurahua del actual Ecuador, según otras lo era de los Kitukara, habitantes de la sierra norte en Pichincha..
A la muerte de cada emperador la cúpula política del Tahuantinsuyu se desmoronaba por completo y el poder imperial se veía forzado a renacer de sus propias cenizas; este poder no era precisamente hereditario de forma indiscutible, sino más bien al revés. Así venía ocurriendo desde la fundación del Cuzco. Y así hubiera ocurrido a la muerte del grandioso Huayna Capac, poco antes de 1530, si en esas fechas la expedición de Francisco Pizarro no hubiera desembarcado en las costas del Perú.
Al morir Huayna Capac no solo se desmoronó un poderío; más aún, se inmoló voluntariamente con él. Dos hijos de este emperador y de madres distintas se dispusieron a luchar encarnizadamente por la supremacía: Huáscar y Atahualpa.
En torno a los emperadores, que tenían que refundir el poder y reconstruirlo tan rápidamente, se movían grandísimas riquezas, influencias y otros poderes con gran agilidad; los favores y los servicios prestados se pagaban a muy corto plazo y tan generosamente como se pudiera. Las alianzas se establecían de inmediato y tan estrechamente como las guerras de conquista lo requerían; la infidelidad política y la enemistad se hacían pagar hasta llegar a la aniquilación cruenta y despiadada de los adversarios. En el ínterin de la conquista del poder a la hora de la sucesión imperial, el aliado, el partidario y el súbdito lo eran de su señor hasta el límite de su ser y su tener.
En el momento del apresamiento de Atahualpa por Pizarro la guerra interna del Tahuantinsuyu estaba a punto de concluir y, además, en favor de Atahualpa; es pues creíble que en torno a él hubiera concentrada una muy considerable riqueza.